viernes, 9 de diciembre de 2011

Para reflexionar III


     Un conjunto de sectas están dividiendo el mundo, pretendiendo que la Iglesia pierda fuerza cada día más, ya que intereses político, entre otros, mueven la existencia de las mismas. Es importante que prime sobre nosotros el conocimiento de aquello que profesamos: “los ideales de la Iglesia Católica.” Si desconocemos la esencia y contenido del credo de nuestra Iglesia, seremos influenciados fácilmente por aquellos que pertenecen a las diferentes sectas protestantes.

     He ahí el objetivo y el legado con el que quiero ayudar a través de estos escritos. Es importante lograr la unificación de todos bajo una misma Iglesia, la Iglesia de Cristo. Pero, se debe considerar que nuestra visión ecuménica no nos puede llevar a sacrificar parte de la verdad revelada como dice Jesús en el evangelio de jn. 10,16:

     “Tengo otras ovejas que no son de este corral. A ellas también las llamare y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño como hay un solo pastor.”

     El avanzar de la Iglesia Católica se parece mucho al del paquidermo, lento pero seguro. En ella no cabe desaliento ni la desesperación. Tiene plena conciencia de su origen divino y por lo tanto nada le asusta. Y teniendo en cuenta que es la única institución que ha permanecido durante XXI siglos ininterrumpidamente desde Pentecostés, podemos con alegría recordar lo que nos dice el Cardenal John Henry Newman, convertido desde el anglicanismo:

"El Adentrarse en la historia es dejar de ser Protestante."

     Hoy vivimos tiempos de ecumenismo en los que todos ansiamos la unión de todos los cristianos en una sola Iglesia. Pero la unión con los protestantes, decía Juan XXIII, no puede venir del sacrificio de parte de la verdad, sino de un profundizar más en el conocimiento de la verdad. No podemos sacrificar un dogma de nuestro patrimonio doctrinal para buscar una unión engañosa.

     La declaración sobre la libertad religiosa del Concilio Vaticano II advierte que no es lo mismo practicar una religión que otra. No todas son igualmente buenas, son contradictorias entre sí.

    «Todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo, en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, abrazarla y practicarla». Dice el Concilio Vaticano I: «Nadie tiene causa justa para dejar la Iglesia Católica.»

     «Aunque fuera de la Iglesia Católica pueda encontrarse parte de virtud y parte de verdad», la «única y verdadera religión está en la Iglesia Católica». 

Aunque añade que todos los que han recibido el Bautismo y tienen fe en Cristo, de alguna manera también pertenecen a la Iglesia de Cristo en un sentido amplio. Pero en sentido estricto «la Iglesia de Cristo subsiste hoy en la Iglesia Católica».

     Ésta es la razón por la cual la Sagrada Congregación del Clero en su Directorio dice:

     «Propóngase los argumentos en favor de la doctrina católica con caridad a la vez que con la debida firmeza».

     Para concluir quiero puntualizar una frase muy sabia y de una verdad profunda, expresada por el siempre bien recordado Mons. Fulton J. Sheen:

     "Muy pocas personas rechazan la Iglesia Católica por lo que realmente es. La gran mayoría la rechaza por lo que equivocadamente creen que es."

     Por todo lo anteriormente visto te invito a ti hermano Católico, a ti que no te sientes pertenecer a la Iglesia de Cristo, a q valores la grandeza de tu fe, te nutras de su alimento q hará de ti un hombre de Dios. Y a ti hermano protestante, a que des un paso al frente, un paso valiente que pueda hacer cambiar tu vida. En el que te puedas encontrar con la verdad de la historia, lo que es más importante, con la plenitud de la misma. Por lo que no caminemos a ciegas y  juntos abramos los ojos a ella.

     Recuerda siempre, que la Iglesia como Madre te espera con los brazos abiertos, te espera y siempre ora por ti. Quiere alimentarte, cuidarte y llevarnos a todos unidos a la morada celestial.

     Pero el paso debes darlo, y es el de abrir tu corazón a esa verdad.
     
    Y para esto les invito a que aceptemos pues, el reto de no ser más que borregos a los cuales los llevan donde los demás quieren, y además de buscar de Cristo y tratar de vivir en él, busquemos las raíces de nuestra fe, los orígenes de nuestra Iglesia.

     Y así llegar a estar seguros de que realmente estamos en el verdadero Cuerpo de Cristo para así contar con toda la plenitud de la Gracia que sólo se encuentra en la Iglesia de Cristo, que es UNA, SANTA, CATOLICA, APOSTOLICA.

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