domingo, 11 de diciembre de 2011

Que Jesus nos dejo, la Iglesia o la Biblia? Quien es la madre y quien la hija?


  Primeramente la Iglesia no nació de la Biblia.

     Esto es una sentencia claramente explicable ya que la Iglesia es anterior a la Biblia. Es decir, primero fue la Iglesia, y es en ella que nace la Biblia. En otras palabras, la Biblia es un fruto de la Iglesia Primitiva.  Lo digo así, ya que cuando se escribieron los libros del Nuevo Testamento ya la Iglesia había sido fundada por Cristo y ya estaba predicando por doquier…

     Es la Iglesia en su misión dada por Jesús que se reúne y decide a la luz del Espíritu Santo que libros deben ir y cuales no. Esa reunión donde se decide es el Concilio de Cartago en el año 396, donde se decide el canon o lista de libros que debe llevar la Biblia.

     Y como valor agregado y que nos recuerda que en verdad la Biblia nació de la Iglesia comento,  que como todos sabemos, Cristo murió y resucitó alrededor del año 30, mientras que los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por ejemplo: el Evangelio de San Marcos se escribió alrededor del año 64; San Lucas y san mateo se escribieron sus evangelios entre los años 65 y 80; los primeros libros del Nuevo Testamento son las epístolas de San Pablo, las cuales fueron escritas entre el año 51 y el  67. Siendo el último libro el Apocalipsis el cual se escribió para el año 95.

     En otras palabras, para la fecha en que se escribió todos los libros que hoy conforman el Nuevo Testamento, ya la Iglesia era una comunidad fecunda y en constante crecimiento; la cual era dirigida por los apóstoles y sus sucesores, sucesión de la que hoy gozamos ininterrumpidamente, como hemos visto en todo el libro, nosotros los católicos.

     Y estos sucesores lo que hacían era transmitir de viva voz como nos recomiendan en la mismas escrituras, el mensaje de salvación. Aclaro esto ya que todo lo que el mismo Jesús dijo, hizo y mandó hacer a sus discípulos no quedó por escrito… Ejemplo de esto podemos ver: (Jn 21,25; 2 Te 2,15; 2 Tim 1, 13; 2,2; 2Jn 12.)

La Biblia es verdaderamente Palabra de Dios.

     Lo que si debemos estar claros todos es que en verdad la Biblia es verdadera Palabra de Dios, verdad que siempre ha sido creída y profesada por la Iglesia. A esta Palabra le debemos respeto y a la cual debemos creer y obedecer. Con el aclarando debido, de que Jesucristo no vino a escribir una Biblia, él vino a inaugurar el Reino de Dios y para eso fundó una comunidad (su Iglesia,) que fuera ya en el mundo el anuncio y el inicio permanente de ese  Reino. (Mt. 28, 19; Lc. 10,16; Rom. 10,17.) Dejando autoridades en ella (Hech 9, 6-17; Mt 18,15-17.)

Importancia de entender las escrituras en unión de la Iglesia.

     Y ya que el mismo Cristo nos dejó a su Iglesia y en ella a hombres que nos guiaran en la verdad revelada a su Iglesia, y ya que como la misma Palabra nos recuerda que encontraremos en las Escrituras, partes difíciles de entender, y que muchos falsean o confunden su sentido, razón por la cual es necesario que alguien, que esté inserto plenamente en la Iglesia, ayude a entender (2 Pe 3,16; Hech. 8, 29-31.)

     La Iglesia Católica desde sus inicios ha sido guiada por la misma Palabra de Dios, y esta en su más extenso significado. Y digo que es en su más extenso y completo significado ya que la Iglesia siempre ha sabido que la Palabra de Dios no está tan sólo en esos pocos libros sino que también estaban en todas y cada una de las palabras que dijo Jesús, en la predicación de los apóstoles y en todo lo que la Iglesia conservaba, guardaba y vivía con fidelidad.

     A todas esas enseñanzas que Jesús nos dejó y que sólo los apóstoles y sucesores guardaban en sus corazones y era las que enseñaban de viva voz a la Iglesia, es lo que la Iglesia Católica ha guardado y protegido con igual celo que a las escrituras, y esto es lo que llamamos la Tradición. La cual quedó plasmada en la vida misma de la Iglesia, en sus instituciones, en su culto y sobre todo, en su manera de entender las cuestiones que plantea la Biblia.

     Por lo que la Tradición no es más que la atmósfera, el ambiente en el que las escrituras se escribieron y escogieron, siendo la clave para interpretarla correctamente. La Tradición es la fe vivida de la Iglesia que desde el primer siglo y junto con la Biblia escrita, se ha conservado y transmitido fielmente.
     En uno de los encuentro entre Lutero y Zuinglio y discutiendo sobre de donde nos había llegado la Biblia, dijo Lutero:
          “Si es por esto habrá que negar también las Sagradas Escrituras, pues las recibimos del Papa. Reconozco que en el papado hay mucho del verdadero cristianismo, o mejor dicho, todo el cristianismo y que este nos vino de allí.”(Lutero, oper omnia, jena, pág. 408.)
      Por lo que a continuación veamos que nos dice la Iglesia a través de sus hombres en cada uno de los siglos sobre las Escrituras.…
La Iglesia Católica y las Sagradas Escrituras.
Siglo I.

     “Vosotros, amados, sabéis bien las sagradas escrituras; tenéis un profundo conocimiento de la palabra de Dios, guardarla para acordaros de ella.” San Clemente, 4to. Papa.

Siglo II.

     “Leed con el mayor empeño el evangelio que nos ha sido transmitido por los apóstoles.” San Ireneo, obispo de Lyón.

Siglo III.

     “El cristiano que tiene fe se dedica a la lectura de las Sagradas Escrituras.” San Cipriano, obispo de Cartago.

Siglo IV.

     “No deje nuestra alma de dedicarse a la lectura de las letras sagradas, a la meditación y a la oración, para que la palabra de aquel que está siempre presente, sea eficaz en nosotros.” San Ambrosio, obispo de Milán.

     “La palabra de Dios es el árbol de vida que te ofrece el fruto bendito desde cualquiera de sus lados, como aquella roca que se abrió en el desierto y manó de todos lados una bebida espiritual.” (S. Efrén, Coment. sobre el Diatessaron, 1.)

Siglo V.

     “Cultivemos nuestra inteligencia mediante la lectura de los libros santos; que nuestra alma encuentre allí su alimento de cada día… Nos alimentamos con la carne de Cristo y bebemos su sangre no solamente en el misterio de la misa, sino también leyendo las escrituras.” San Jerónimo.

Siglo VI.

     Las enseñanzas de la ley y los profetas, cristianamente entendidas, son como la estrella que conduce al conocimiento del Verbo encarnado a todos aquellos que han sido llamados por designio gratuito de Dios. (S. Máximo Centuria 1.) 580-662.

Siglo VII.

     “La Sagrada Biblia es la carta de Dios Omnipotente a sus criaturas.” Papa Gregorio Magno.

Siglo IX.


     “Exhorta a los fieles al descanso dominical para que el cristiano pueda dedicarse a la oración y a la Sagrada Escritura.” San Nicolás I.

Siglo XI.

     “Siempre dedícate a la lectura de las Sagradas Escrituras. A esto entrégate, persevera y vive en ella.” San Pedro Damián.

Siglo XIII.

     “Siendo probado, como lo es, que la ignorancia de la escritura ha originado muchos errores, todos tienen que leerlas.” Gregorio IX.

     “Después que uno estudia la Escritura se vuelve sensible, es decir, adquiere el discernimiento y gusto de la razón para distinguir lo bueno de lo malo, lo dulce de lo amargo.” (Santo Tomás, en Catena Aurea, vol. 1, p. 51.)

Siglo XV.

     “Así que me diste, oh Señor, como a enfermo tu Sagrado Cuerpo para recreación del ánima y del cuerpo, y pusiste para guiar mis pasos una candela que es tu palabra. Sin estas dos cosas no podría vivir bien, porque la palabra de tu boca luz es del alma, y tu sacramento es pan de vida.” Tomás de Kempis.

Siglo XVI.

“Todo el mal que vive el mundo, es de no conocer las verdades de las Sagradas Escrituras.” Sta. Teresa de Jesús.

Siglo XVIII.

“La sagrada Escritura es el camino de la salvación eterna.” S. Alfonso María de Ligorio.

Siglo XX.

     “Fuera de los evangelios no hay otro libro que pueda hablar al alma humana con tanta luz y verdad.” Papa San Pío XI.

“La Biblia debe ser el alma de toda evangelización.” Documento de Puebla.

     “La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues, sobretodo en la sacra liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece la mesa de la palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. La Iglesia ha considerado siempre como suprema norma de su fe la Escritura unida a la Tradición, ya que, inspirada por Dios y escrita de una vez para siempre, nos transmite inmutablemente la palabra del mismo Dios; y en las palabras de los Apóstoles y los Profetas hace resonar la voz del Espíritu Santo. Por tanto, toda la predicación de la Iglesia, como toda la religión cristiana, se ha de alimentar y regir con la Sagrada Escritura.” (CONC. VAT. II, Const. Dei Verbum, 21.)

      Es de importancia que asimilemos estas citas que acabamos de poner en este acápite ya que con ellas se destruye la falacia repetida como papagayos de que la Iglesia prohibía u ocultaba las Escrituras al pueblo; lo cual se ha podido constatar de que no ha sido cierto y que la Iglesia siempre le ha profesado amor y gran veneración a las mismas y le han dado su verdadero valor, el cual es dentro de la Iglesia de Cristo, la misma que nos dio las escrituras, donde tienen ese valor.

      Y a la vez es una exhortación a que no nos quedemos de brazos cruzados cuando en el futuro oigamos a alguien diciendo estos engaños a los demás y sepamos defender como buenos soldados de Cristo la verdad.

   Por lo q respondiendo a la pregunta inicial podriamos decir sin temor a equivocarnos que: 

    Jesus funda su Iglesia a quien le da toda su potestad recibida del Padre, es a quien le da la mision de predicar, bautizar y llevar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra; y ella sabiendose receptora de esa gracia unica, es la que al ver las necesidades de sus hijos, reunida toda la Iglesia, dice que libros y cuales no debemos tener como inspirados, de ahi q nos dejo el canon con 73 libros unidos en la Vulgata, que fue la primera version realizada por San Jeronimo en el siglo IV. 

    Y 21 siglos despues nosotros los Catolicos, fieles al mandato del Senor, seguimos venerando con el mismo amor y respeto las Escrituras, asi como tambien seguimos con el mismo canon recibido desde ese primer momento.

Asi que queda claro que:   

¡El descartar la Iglesia es descartar las Escrituras, así como rechazar a la Iglesia es rechazar las Escrituras y al mismo Cristo!
  



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